La maquinaria electoral que los partidos mantienen engrasada de forma permanente está a punto de pisar el terreno político. Los plazos previstos se precipitaron el pasado lunes, cuando la presidenta de Extremadura, María Guardiola, decidió apretar el botón rojo de las elecciones. Si bien es el primer anticipo regional, podría no ser el último, ya que la tesitura de los populares en esta comunidad es la misma que afrontan en Aragón, Baleares y Castilla y León, donde mantienen un pulso con Vox desde que rompieron sus pactos de gobierno en 2024, que dificulta, por no decir que imposibilita, la aprobación de los Presupuestos.
El movimiento de Guardiola, al igual que cada paso en política, no es aleatorio, sino que responde a un cálculo electoralista, al tiempo que revalida la estrategia de la

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