Con el tiempo, la piel cambia su ritmo. Se vuelve más selectiva, más sensible a lo que le sienta bien y a lo que no. Una buena limpieza y una hidratación constante pueden marcar la diferencia entre una piel apagada y otra que mantiene su vitalidad. En ese terreno Tatcha ha encontrado su espacio y combina la delicadeza de los rituales japoneses con fórmulas eficaces pensadas para cuidar la piel madura con suavidad y precisión.

El limpiador japonés que respeta la piel madura

En muchas rutinas, el limpiador sigue siendo el gran infravalorado . Pero una buena limpieza puede transformar el aspecto de la piel, hacerla más luminosa y receptiva a los tratamientos que vienen después. En las pieles maduras este paso gana peso, porque la piel se vuelve más delicada y agradece fórmulas suaves

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