Entre lo esperado y lo inesperado, tres eventos vinculados con la música me han generado variadas y profundas reflexiones en días recientes: el debut en México del pianista japonés Nobuyuki Tsujii , una obra que no escuchaba en vivo desde su estreno, hace poco más de cinco lustros, y la muerte de la Maestra Eugenia Revueltas.

Una vez más, ha sido gracias al apoyo del Patronato y la Sociedad de Amigos de la OFUNAM que esta orquesta pone su pica en Flandes, al presentar solistas cuyos honorarios resultan inalcanzables para las demás orquestas, dados los recortes presupuestales y las trabas burocráticas, cada vez más absurdas y complejas, impuestas por este gobierno tan insensible a los vericuetos del quehacer cultural.

Me reconozco seguidor de Tsujii desde 2009, cuando ganó el presti

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