Cada domingo, Berenice Juárez se levanta temprano, elige la mejor de sus faldas —siempre larga, hasta los tobillos— y camina hasta la Iglesia Cristiana Ministerios Maranatha , donde predica la palabra de Cristo desde que se convirtió en pastora.

En sus reuniones, las lágrimas suelen aparecer cuando comparte su testimonio . Quienes la escuchan mantienen la mirada fija, hipnotizados por una historia marcada por la crueldad extrema que estremece a la mayoría.

La conmoción no es porque sí. La vida de esta colombiana, residida en Monterrey, Nuevo León , es una cadena de infortunios .

Una infancia marcada por la prostitución y las adicciones

Berenice es la menor de tres hermanos en una familia disfuncional, marcada por la prostitución de su madre y el alcoholismo de su padre

See Full Page