En el panorama audiovisual, a veces encontramos películas que parecen filmadas con bisturí, con esa precisión fría que no busca dramatizar, sino diseccionar. , dirigida por Teddy Lussi-Modeste y disponible en desde el pasado viernes, pertenece a esa especie poco habitual de cine que no alza la voz y, aun así, resuena con más fuerza que muchos discursos. Inspirada en una experiencia real de su propio director —también profesor— , esta historia se mete en la piel de un docente idealista que acaba convertido en sospechoso por una simple frase mal interpretada. Lo que sigue no es un juicio, sino un lento desmoronamiento.

Julien, interpretado por un impecable François Civil, es el tipo de profesor que todavía cree que la literatura puede salvar a un adolescente del tedio o del destino. Ese e

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