Carlos Mazón se encuentra en Alicante reflexionando con su entorno sobre su futuro. El objetivo, tomar una decisión sobre qué hacer, renuncia y adelanto electoral y continuar como president. Y mientras tanto, este domingo hay en la agenda una conversación con Feijóo para encaminar la decisión en un sentido u otro.
El Partido Popular (y quien dice el PP quiere decir Alberto Núñez Feijóo) se debate entre forzar a un desgastadísimo (por la gestión de la dana) Carlos Mazón a dimitir y disolver las Corts, lo que llevaría a un adelanto electoral en la Comunitat Valenciana, o permitir que aguante hasta final de legislatura con la condición de que no va a repetir como candidato a la Generalitat. Es decir, Génova debe elegir entre susto o muerte.
Ninguna de las dos alternativas es especialmente halagüeña para los populares, muy desgastados por una nefasta gestión del temporal por parte del Gobierno autonómico. La actuación del jefe del Consell el día de la tragedia está marcada por la comida de más de tres horas y media en el restaurante El Ventorro entre Mazón y la periodista Maribel Vilaplana, que este lunes debe declarar ante la jueza Nuria Ruiz Tobarra, mientras gran parte de la provincia de Valencia era arrasada por un temporal que inundó varias comarcas a causa de los desbordamientos del barranco del Poyo y el río Magro.
Un adelanto electoral, la opción que parece menos probable, obligaría a los populares a encontrar un candidato de urgencia que se tendría que enfrentar a una izquierda muy movilizada gracias a los errores cometidos en su día y a los continuos bulos y cambios de versión que se producen prácticamente cada día y que no hacen otra cosa que afianzar la sensación mayoritaria de que la actuación del Gobierno valenciano -con la dirección de la entonces consellera de Interior Salomé Pradas in absentia del president- fue, cuanto menos, manifiestamente mejorable. Y a una izquierda indignada y preparada para la contienda hay que añadir a Vox, que mantiene a Mazón en el cargo -no olvidemos que si el president sigue en el Palau es, básicamente, porque la ultraderecha lo permite- porque cada día que pasa con el expresidente de la Diputación de Alicante al mando, la formación que preside Santiago Abascal le roba más votos de cara esos futuros comicios.
En cuanto a la segunda alternativa, que Mazón anuncie que agota la legislatura, pero que no repite como candidato a la presidencia de la Generalitat, tampoco parece que sea muy esperanzadora para los conservadores. La situación del jefe del Consell es muy complicada, con un cuestionamiento cada vez más evidente dentro de su partido, y seguiría siendo la cara visible de los populares durante el próximo año y medio. Seguiría siendo increpado y recibido entre gritos e insultos en cada acto que protagonizara. Y, encima, la persona llamada a ser su relevo como candidato se tendría que convertir en líder del partido en un congreso regional y debería compartir protagonismo con un Mazón que seguiría siendo el president, a pesar de que nadie le querría ver allí.
El Funeral de Estado, punto de inflexión
Todo cambió para Carlos Mazón el pasado miércoles, cuando se celebró en València el Funeral de Estado por las 237 víctimas mortales provocadas por la dana del 29 de octubre de 2024 (229 fallecidos en la provincia de Valencia, siete en la localidad manchega de Letur y una en Andalucía). Durante todo el acto, en el que participaron los reyes Felipe VI y Leticia y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se vio al jefe del Consell aislado, sin tener prácticamente contacto con nadie, mientras los monarcas y Sánchez departían con los familiares de las víctimas. Además, Mazón fue objeto de gritos e insultos de unas víctimas indignadas con su presencia en el homenaje ; y todo ello, en presencia del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quien tampoco se le vio mucha proximidad con el dirigente popular valenciano.
Y visto que Mazón huele a cadáver (político), en el PP valenciano no han tardado en maniobrar para posicionarse de cara a una previsible sucesión. El presidente de la Diputación de Valencia y alcalde de Gabarda, Vicente Mompó, ha sido el primero en sacar la cabeza. El pasado viernes, en una cena que tuvo lugar en Benidorm y en la que también participaron los presidentes de las diputaciones provinciales de Alicante, Toni Pérez, y Castellón, Marta Barrachina, así como el secretario general del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, Juanfran Pérez Llorca, los tres barones provinciales y el secretario general consensuaron el nombre de Mompó como futuro candidato a la Generalitat y a dirigir el partido.
Sin embargo, en Génova no parece que vean con tan buenos ojos la candidatura del presidente de la Diputación de Valencia a encabezar el futuro del PPCV, ya que habría que ir a un adelanto electoral al no ser parlamentario autonómico. A finales de 2024, cuando también se especuló con una salida de Mazón, el nombre que surgió a la palestra para relevarle fue el del propio Pérez Llorca, diputado autonómico; esta circunstancia facilitaría un traspaso de funciones, ya que podría optar a la elección como president en las Corts, siempre y cuando Vox decidiera respaldar esta candidatura. el otro nombre que siempre ha sobrevolado ha sido el de la alcaldesa de València, María José Catalá, quien también es diputada autonómica. Catalá, exconsellera de Educación y Cultura con Alberto Fabra, es primera edil de un municipio afectado directamente por la dana, sin embargo, su gestión no ha sufrido el desgaste que sí que está viviendo Mazón. Y encima, en este último año ha optado por un perfil bajo, apoyando en todo momento al president, pero sin destacar.
El factor Camps
Por si fuera poco, en el Partido Popular tienen un elefante en la habitación: Francisco Camps. El expresident y exdirigente del PPCV, imputado por corrupción en múltiples causas y en todas ellas ha sido exonerado, no ha escondido en ningún momento su intención de volver a encabezar el partido en la Comunitat Valenciana, y tal vez algo más. Camps ha protagonizado en los últimos meses numerosos actos con militantes -el próximo está previsto para el 4 de diciembre en València- y no para de exigir la celebración de un congreso regional del partido en el que pretende postularse como presidente.
Aunque nadie cree que Camps tenga futuro al frente del partido, lo que es cierto es que la inacción de Génova, que no acaba de forzar un cambio de rumbo en el PPCV (Feijóo siempre se ha mostrado más partidario del laissez faire, laissez passer ), da alas a un Francisco Camps que sí que cree en sí mismo. Y si la alternativa es Mazón... Aunque, ahora sí, parece que la alternativa no será el actual jefe del Consell.

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