Sinner fue arrinconando a Aliassime a un lado y cuando tuvo el suficiente espacio castigó con el paralelo. La secuencia reflejó la voracidad de un tenista que miró al techo del encapsulado recinto de París con signos de liberación. Ha conquistado su primer Masters 1.000 de la temporada incluso con una versión mermada por el cansancio. Sacó la bandera blanca de la rendición un Aliassime que aguantó el ritmo de bola, arañó la coraza de Sinner, pero no fue suficiente para quebrarla. Lo celebró el italiano, que vuelve a la cima del tenis mundial al arrebatar el número uno a Alcaraz .
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