El crecimiento de las plantas no depende solo del agua o la luz. Detrás de un jardín frondoso hay pequeños secretos que, si se descuidan, pueden frenar su desarrollo sin que lo notes. Muchos jardineros —incluso los más experimentados— caen en errores que parecen insignificantes, pero que afectan directamente la salud del suelo, las raíces y el equilibrio natural del entorno.
Uno de los más comunes es no oxigenar la tierra. Con el paso del tiempo, la superficie del suelo se compacta por el riego y el peso de las macetas, lo que impide que el aire y los nutrientes lleguen a las raíces. Este detalle, muchas veces pasado por alto, puede volver el terreno duro y sin vida. Lo ideal es remover la tierra cada tanto, usando una pequeña pala o incluso un tenedor de jardín, para que el oxígeno cir

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