Paloma Bravo-Fuentes , Universidad de Málaga
Aprender música en la infancia no solo despierta la sensibilidad artística: también entrena el cerebro. Diversos estudios en neurociencia han demostrado que la práctica musical mejora la atención, la memoria y la capacidad de planificar, habilidades esenciales para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños y de las niñas.
Eso sí, los beneficios no aparecen por igual en todos los casos: dependen del tipo de aprendizaje, de su duración y de la calidad de la enseñanza. Por eso, cuando se vive como una experiencia educativa estructurada, la música se convierte en una gran aliada para que el alumnado escolar crezca con más creatividad, confianza y capacidad cognitiva .
Control, memoria y flexibilidad
A continuación, enumero lo que s

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