Durante décadas, el norte de Birmania fue territorio sin ley. En Kokang, aquella franja fronteriza con China, cuatro familias con raíces en la guerrilla comunista convirtieron la región en un reino de crimen , corrupción y esclavitud digital. Los clanes Wei, Liu, Bai y, en su momento, los Peng, dominaron este enclave con milicias, empresas fachada y redes de fraude telemático a escala industrial.

Este reinado de terror se ha derrumbado. En una operación coordinada sin precedentes, las autoridades de China y Birmania detuvieron a más de 57.000 personas implicadas en actividades criminales, asestando un golpe definitivo a las mafias que gobernaron el llamado triángulo del fraude. El Ministerio de Seguridad Pública (MPS) chino confirmó que los poderosos clanes de Kokang han sido desmante

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