¡Peligro! Lo que para ti equivale al precio de un combo de cine —palomitas y refresco— en la dark web vale mucho más para los delincuentes. Una tarjeta bancaria hackeada o robada , que cuesta apenas unos pesos en apariencia, se convierte en la llave para fraudes millonarios que pueden devastar la vida financiera de una persona en segundos .
El proveedor de servicios de conexión digital NordVPN reveló que el precio de las tarjetas —en los mercados ilegales— se disparó más de 400% en los últimos dos años . Esto demuestra que la demanda creció de forma acelerada y, con ella, las ganancias de quienes comercian con datos ajenos.
Además, el negocio no se limita a la información cargada en el plástico: la venta incluye nombres, direcciones, correos electrónicos y otros datos

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