El emérito hace unas declaraciones a un medio francés, porque piensa, acertadamente, que en España la mayoría ya no se cree su cuento. En las mismas dice que su hijo es insensible. Y lo dice él, que cazaba elefantes mientras el país se hundía en una brutal crisis. Insensible, él, que corneó a su esposa durante décadas, con más constancia que un toro bravo, y todavía se pregunta por qué «Sofi» no ha viajado a Abu Dabi a darle un casto besito en la calva para redimir su pasado. La monarquía tiene esa fe mayúscula en el olvido, que el tiempo lo borre todo. Pero no, quien tenga dos dedos de frente recuerda. Las amantes, los regalos, las cuentas opacas y las cacerías con multimillonarios mientras el pueblo trataba de no encender las luces de casa. Habla de soledad y tristeza y no sabes si reír

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