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Las actualizaciones enviadas por amigos y vecinos en WhatsApp confirmaron lo que el pescador Prince Davis ya temía: el huracán Melissa abrió un agujero en la popa de su barco pesquero de 15 metros (50 pies) y dañó la cabina y la cubierta trasera.

El barco de su padre no aparecía por ningún lado. El techo de la casa que Davis compartía con sus padres en la pequeña comunidad pesquera de White House, en la parroquia de Westmoreland (Jamaica), también fue destruido.

Davis estaba en Nicaragua, adonde había volado poco antes de la tormenta para buscar nuevos clientes para su negocio de pescado. Pero ahora su sustento, y el de muchos en su comunidad, estaban en peligro.

“Va a ser muy difícil”, dijo Davis. “Con los daños ahora, nadie comprará productos”.

A unos 29 kilómetros (17 millas)

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