La historia no se queda con nada de nadie y los dictadores no son menos. Casi todos los tiranos han pagado por sus tropelías, como un revulsivo histórico de aquel que no debería haber salido ni como un grano.

El líder libio Muamar el Gadafi murió a golpes y pedradas por su propio pueblo. El tirano se escondió hasta que dieron con él. Había mandado matar a miles de libios y fueron ellos los que acabaron al final con él.

En Irak Sadam Husein golpeó, maltrató y diezmó a los iraquíes. Él, su familia, sus amigos, sus acólitos y la gente de su partido el Baaz, vivían con todo tipo de lujos mientras el resto de la población se moría de hambre. Sadam Husein terminó ahorcado en la cárcel de Abú Ghraib. La misma dónde él mandaba torturar y asesinar a miles de iraquíes.

A Benito Mussolini y a su p

See Full Page