Hay una especie de subgénero humorístico en el que los chistes siempre empiezan así: “Entran a un bar...” . Y los que entran al bar pueden ser un español, un italiano, un húngaro y un correntino. O Sigmund Freud, Maradona, Amelita Baltar y Michael Jackson. O un dentista, un rinoceronte, un bombero voluntario y una cebra.

Lo importante de la fórmula, lo estable de la fórmula, es el origen tan disímil de los que llegan al bar y conviven en su barra o en sus mesas por un instante. El remate del chiste depende de cada caso, de los invitados a cada narración, pero lo que mantiene inalterable la eficacia de ese género es que al bar puede entrar cualquiera .

Esto, lo que sigue, no es un chiste. Esta es la historia de un bar porteño, el Varela Varelita , al que entra cualquiera y en el que

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