Tienen razón los que afirman que el gobierno de Sánchez puede acabar por los problemas de la vivienda con más probabilidad que la desafección de Junts. No es fácil resumir las tensiones que las políticas de vivienda sufren por factores intrínsecos y colaterales.
Empezando por los colaterales nos encontramos con algo aritméticamente fácil de comprender. Cuando en el 2003 se proyectaron 800.000 viviendas terminándose alrededor de 600.000, nos encontramos que hoy y en términos anuales no se construyen más de 90.000 viviendas.
Hay que medir, con mucha prudencia, como un activo económico favorable la construcción de viviendas. El exceso de oferta estuvo en la base de la crisis financiera. El principal síntoma de la burbuja inmobiliaria fue el incremento anormal de los precios muy por encima d

Deia

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