Vistas las recientes demostraciones de soberbia y grandeza de algunos atletas, de comportamientos exuberantes pero carentes de hidalguía y educación, habría que preguntarse: ¿ha cambiado el deporte?,¿los grandes jugadores tienen “licencia para matar”, como James Bond?

Max Scherzer se niega a entregar la pelota al manager John Schneider, de los Azulejos de Toronto, porque el dirigente ha considerado la labor de su lanzador como tarea cumplida. El hombre, desautorizado y sintiendo el peso abrumador de la humillación, deja al pitcher para, cabizbajo, marchar de regreso al dogout.

Lamine Yamal llena su boca de improperios y palabras de baja ralea contra el Real Madrid, en momentos cuando solo faltan tres días para el partido en la liga española. El muchacho ríe su gracia, sabe que ha herido

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