La vida es un partido de futbol. El primer tiempo es la existencia terrenal; la muerte es el descanso de medio tiempo; y la vida eterna es el segundo tiempo, el premio. En la banda, Dios observa como un “director técnico”. Y en el descanso, Él decide “quién pasa al segundo tiempo, quién se queda sólo jugando el primer tiempo y ahí acaba todo”.

Esta fue la metáfora central que monseñor Engelberto Polino Sánchez, noveno obispo de Tepic, eligió para su primera misa dominical en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.

Apenas el viernes había tomado posesión canónica, y este domingo, a dos días, la sede episcopal lo recibía en su primera gran celebración como pastor diocesano. La ocasión no era menor: era el Día de los Fieles Difuntos. Y en un signo de los nuevos tiempos, la voz del nue

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