Durante décadas creímos que los anillos de Saturno eran reliquias del nacimiento del sistema solar, tan antiguos como el propio planeta, pero Cassini cambió esa idea por completo al descubrir que son jóvenes y efímeros, con una edad que no supera los 400 millones de años.

La clave radica en el polvo cósmico, pues los anillos, formados casi enteramente por hielo de agua, se van "ensuciando" lentamente de materia procedente de micrometeoritos, lo que revela su edad, mucho menor de lo que los astrónomos imaginaron durante décadas.

Cassini midió además su masa total y descubrió que es sorprendentemente baja, apenas una fracción de la de la luna Mimas. Con tan poca materia y tanta contaminación, los modelos coincidieron en que los anillos son transitorios , una joya celeste que no durará

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