La última noche de vida de Jeferson Alexander Fernández Díaz transcurrió como muchas otras, especialmente esas propias de los fines de semana que lo habían hecho característico dentro de su grupo social, hasta conseguirle el apodo de Potro . Sin embargo, toda la alegría y confianza fueron interrumpidas por la violencia , una que, según allegados, él ya habría presentido .
Y es que sus instantes finales los pasó entre gotas de sangre y lágrimas . Su vida se esfumó en la sala de urgencias de un centro asistencial al que llegó tras haber sido víctima de un ataque armado a traición , que le provocó un impacto en el abdomen y otro en el rostro .
Fue en la noche del pasado sábado, 1 de noviembre —una jornada marcada por episodios consecutiv

 Q'hubo Bucaramanga

 Semana
 New York Post Opinion
 AlterNet