Todavía hay algo a lo que aferrarse. Cuestión de fe o no, el caso es que no todo está perdido todavía. Así, al menos, lo aseguran cuatro exfutbolistas con experiencia en sufrir de lo lindo. César Láinez lo hizo en activo, bajo palos, y desde el banquillo, cuando capitaneó una salvación, en la 16-17, que, por momentos, también parecía imposible. «Si fuera otro equipo pensaría que hay poco que hacer con la puntuación actual, la cantidad de bajas y la preocupante falta de forma de algunos jugadores, pero al final es el Zaragoza y no me cabe en la cabeza que baje más de lo que está ya», expone el aragonés, que califica la situación como «extremadamente complicada».

Pero Láinez mantiene la esperanza. «Me aferro a que el equipo dé un salto en lo individual y todo el mundo mejore en defini

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