Es mediados de octubre y el migrante italiano Vittorio Poggi celebra que en pocos días cumplirá 81 años de edad. Cada mañana atraviesa las calles empinadas de San Antonio de Los Altos, en el estado Miranda, sobre su moto, escoltando a sus dos perros, bien sujetos sobre una alfombra que él mismo adaptó para que no resbalen.

Vittorio dice que ha pasado buena parte de su vida rodeado de animales. Para él, hablar de ellos es nombrar parte de su propia historia, como si cada uno guardara un fragmento de lo que él ha sido. Los mira y ve constancia, lealtad; cosas que el tiempo, asegura, no ha logrado desgastar.

“La que más gusta es la guacamaya bandera, porque lleva los colores de un país, y en su vuelo hay algo que hace sonreír, aunque uno no sepa bien por qué”, repite, con la voz suave de qu

See Full Page