A pocos pasos de la imponente Zona Arqueológica de Monte Albán , se encuentra un rincón envuelto en misterio que ha capturado la imaginación de locales y visitantes: La Mona . Esta escultura de bronce, erigida en 1932 por el desconocido fundidor Antonio Carreño , guarda secretos que trascienden su valor artístico, convirtiéndose en un referente del misticismo oaxaqueño.

La obra representa a una mujer de rasgos prehispánicos que sostiene en sus brazos lo que algunos interpretan como un dios zapoteca. A su alrededor, rostros que muestran horror o silencio parecen narrar historias que el tiempo no ha logrado desvelar. Con el paso de los años, las interpretaciones han sido variadas: algunos la asocian con La Malinche , mientras que otros la ven como una figura maternal o espiritual.

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