Por más de una década, los vecinos de una de las urbanizaciones más antiguas de Ciudad Guayana viven entre la escasez, la improvisación y la resignación.

La comunidad de Campo B de Ferrominera, en el municipio Caroní, sigue esperando una solución definitiva al problema del agua potable que padecen desde hace más de 15 años.

Lo que comenzó con cortes nocturnos del servicio se ha convertido en una crisis constante: hay días en que el agua solo llega por una hora, y otros en los que no fluye ni una gota por las tuberías.

La falta de respuesta por parte de Hidrobolívar ha llevado a los residentes a buscar alternativas por cuenta propia. Algunos compran cisternas, otros aprovechan el agua de los aires acondicionados o comparten lo poco que tienen.

Recurren a cisternas de agua

Rosa Martín

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