Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, Michoacán, conocido por su frontal discurso contra el crimen organizado y su llamado a enfrentar a los cárteles “con mano dura”, fue asesinado la noche del sábado mientras presidía un evento público por el Día de Muertos en la plaza principal del municipio.

Manzo, de 40 años, se había convertido en una figura polémica y al mismo tiempo admirada por sectores de la población harta de la violencia que golpea a esta región aguacatera del occidente de México. Su estilo directo, su sombrero blanco característico y sus declaraciones desafiantes lo hicieron un símbolo para quienes pedían un combate frontal a los criminales.

“El problema es que se sienten intocables; hay que golpearlos o eliminarlos”, había dicho en repetidas ocasiones, criticando la estrategia

See Full Page