María (40 años) trabaja de teleoperadora para un servicio de información institucional. Acostumbrada a lidiar a diario con ciudadanos demandantes y a menudo impertinentes, atendió recientemente a uno que la increpó. Sucedía a menudo. Lo inusual fue su respuesta. “Le dije que nadie le tenía manía, que no sabíamos quién era y que no nos importaba. Que dejara ya de molestar y de hacerse la víctima, que teníamos demandas más importantes que atender. Me asustó descubrir que estaba de pie y que había subido el tono de voz hasta gritar”.
María, que prefiere no revelar su nombre completo ni el de su trabajo, tiene una voz dulce y es de trato amable, por lo que cuesta aún más imaginarla transformada en una hidra. “En la vida personal sí que tengo ‘prontos’, pero nunca me había ocurrido en el traba

 La Vanguardia España

 The Daily Beast
 IMDb Movies
 RadarOnline
 CNN
 NFL Pittsburgh Steelers