Después de la ducha, . Al secarnos, dejamos células muertas y restos de sebo: justo lo que necesitan los microorganismos para multiplicarse . Si además la toalla tarda en secar o se queda hecha un ovillo, el crecimiento se acelera y aparece el típico olor a “cerrado”.
El veredicto que resume la bióloga y creadora de contenidos conocida como @unacordobessa, es simple: lava la toalla cada 2–3 usos . Si una semana viene cargada y necesitas estirar un poco, que no pase de 7 días. En hogares con humedad alta, piel sensible o tras entrenamiento intenso, conviene acortar los plazos.
Cómo lavarlas (y a qué temperatura)
Para cortar de raíz la proliferación microbiana, lava a más de 60 °C siempre que la etiqueta lo permita . Usa la dosis correcta de detergente (el exceso deja residuo y rigi

 LA RAZÓN Sociedad

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