En esta época difícil, cuando tanto necesitamos de excelentes compatriotas, da pena registrar la partida de un personaje que dedicó su esfuerzo constante a la búsqueda de mejores horizontes para el país. Me refiero a Julián Alberto Garcés Holguín, merecedor del aprecio caleño por encima de ideologías o preferencias políticas. La vida de Julián trasciende porque ilustra lo que un ciudadano comprometido pero sin poder económico o formal, puede aportar para que a estas tierras lleguen mejores días.

Al lamentar su partida el exministro Manuel Francisco Becerra lo describió en uno de sus Susurros como “hombre cívico por excelencia, prudente, mesurado en el hablar y eficaz organizador”. Entre tanto, triste y apesadumbrado, el columnista y abogado Rafael Rodríguez Jaraba destacó en él sus calida

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