Viven bajo amenaza de muerte. Algunos han estado encarcelados y ninguno puede volver a Rusia sin exponerse a un juicio por “terrorismo”, aunque su actividad sea la disidencia política pacífica. Tienen profundas diferencias entre ellos, pero intentan centrarse en lo que les une: Putin debe irse y la guerra contra Ucrania debe acabar.

Se hacen llamar ‘Comité Ruso Contra la Guerra’ y sueñan con una Rusia democrática y cercana a la Unión Europea . Bruselas no les presta especial atención, como tampoco lo hacen los gobiernos europeos, porque las posibilidades de que puedan hacer caer al inquilino del Kremlin parecen ínfimas.

Este lunes se reunieron en un hotel de Bruselas cercano a las instituciones europeas bajo unas discretas, pero contundentes medidas de seguridad . Hace dos se

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