Alejandro está roto, "muy rotico". Ha visto con sus propios ojos cómo se le moría Eugenia, una mujer "en la flor de su vida" a quien este martes se la ha segado vilmente su pareja. Allí, en Zaragoza, el hispanocubano Abel M. E. ha asesinado a esta mujer de 49 años, una mujer "tierna", "dulce", "muy cristiana", "trabajadora"... tantos buenos adjetivos que ahora utiliza Alejandro en la memoria de la difunta. Todavía está "en shock". Y no es para menos. Ha sido el primer vecino que ha intentado salvar la vida de Eugenia. Así que Alejandro se emociona, se le quiebra la voz, llora mucho... y hasta se siente culpable.

"He empezado a escuchar: '¡que me estás matando!', '¡que me desangro!', '¡socorro!', '¡auxilio!' ... Me he liado a porrazos con la puerta, a puñetazos, a patadas... No había m

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