En el centro de la pista, una enorme jaula completamente negra de unos 20 metros de altura y sonando, un zumbido constante sobre base tecno, un piano desquiciado o electrónica atronadora con bocinas. Los momentos previos al concierto de Radiohead este martes en Madrid, el primero de su vuelta a la vida y a los escenarios después de siete años en silencio , tenía bastante de fiesta oscura y desquiciante. Como si al público le hubieran convocado para presenciar en directo el apocalipsis. Pero fue en su lugar un deslumbrante renacer lo que se pudo ver esta noche de martes en el Movistar Arena.
Arrancaron con el punteo glorioso de Let Down en las manos de Johnny Greenwood y la voz de Thom Yorke zigzagueando en ese precioso fraseo melancólico, con sus imágenes gigantes proyectadas en la ce

La Opinión de Murcia

New York Post