El camino hacia Miss Universo no empieza en el escenario internacional, sino en cada país. En México, la representante nacional no se elige de un día para el otro : es el resultado de una final propia, con jurado, transmisión, presión mediática y discurso preparado. Esa ganadora se convierte en “Miss Universo México”, título que hoy funciona como pase directo a la competencia global.

Ese rol tiene dos capas. Por un lado, la figura estética tradicional de los concursos: proyección escénica, presencia en pasarela, control corporal. Por el otro, la oratoria, posicionamiento personal y la historia que se pueda contar en medios internacionales. Ya no alcanza con “verse bien” ; ahora hay que saber hablar, grabar contenido y sostener preguntas difíciles en vivo.

También hay otra dimensión:

See Full Page