Teclean, acarician, sostienen, hacen fuerza, trabajan, convierten en música los instrumentos, bailan, friegan, cocinan, envían WhatsApp, pegan, protegen… Pueden convertirse en la casita temporal de un insecto salvado o en su arma letal. Son la herramienta definitiva. Son, también, una cartografía íntima de nuestra vida. En ellas puede leerse mucho de lo que somos y de lo que hacemos. Del tiempo que dedicamos al autocuidado, de la estética que elegimos, del trabajo al que nos dedicamos, de los hábitos de vida, de nuestra edad cronológica.

Hablemos de datos: la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) destaca que la categoría cuidado de la piel es la más relevante dentro del gasto (creciente) que el español medio realiza en productos cosméticos, pero no ofrece un dato específi

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