Alberto González Amador , pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, cargó con dureza contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz , en el juicio que se celebra en el Tribunal Supremo . Además, extendió sus críticas al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y parte de sus ministros .

«Entre la nota de la Fiscalía y la publicación del mail yo pasé a ser el delincuente confeso del reino de España, estaba muerto, el fiscal García Ortiz me había matado públicamente , me había destrozado públicamente, ‘la presunción de inocencia se ha roto’, me decía el abogado», declaró ante el juez González Amador.

El testigo denunció una persecución institucional por parte del Gobierno de Pedro Sánchez cuando el fiscal general le llamó delincuente confeso. «Lo sostuvo el presidente del Gobierno, ministros, el delegado del Gobierno, diputados, periodistas…  ejercieron de BOE tras la condena que me había puesto el fiscal general ». González Amador recordó que esta calificación fue utilizada por Pedro Sánchez en sede parlamentaria sin que él hubiera admitido públicamente los delitos fiscales.

Nunca participó en los correos que acabaron filtrados

González Amador , por otra parte, negó de forma categórica ante el Tribunal Supremo cualquier participación en la elaboración de los correos electrónicos intercambiados entre su abogado y la Fiscalía que posteriormente fueron filtrados, tal como asegura, por la Fiscalía General del Estado por decisión de su máximo responsable.

El empresario, pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso , ha declarado que delegó completamente la gestión de su caso tributario en su letrado Carlos Neira y que jamás tuvo acceso a la elaboración del contenido de esas comunicaciones que acabarían convirtiéndose en el centro de un escándalo político y judicial sin precedentes.

González Amador ha sido contundente en su declaración: « Jamás participé en ninguno de los correos intercambiados. Dejé la gestión técnica de mi intimidad en Carlos Neira. Nunca participé en ningún correo, ni los escribí, ni los recibí por WhatsApp ni nada». Esta afirmación resulta crucial para desmontar cualquier responsabilidad del empresario en el contenido de las comunicaciones que el fiscal general , Álvaro García Ortiz, habría filtrado a medios de comunicación afines.

El empresario ha explicado al alto tribunal que su estrategia desde el inicio fue resolver el asunto fiscal de forma « rápida y sin ruido ». Cuando le llegó la inspección de Hacienda, trasladó inmediatamente el caso a su abogado. «Me dice que podíamos pelear o conformar, lo quería hacer rápido y sin ruido», ha declarado.

Conformidades

La decisión de conformarse se basó en varios factores. González Amador no tenía antecedentes penales y le aseguraron que « iba a ser una pena mínima». Su principal preocupación era evitar perjudicar a su pareja . «No quería que perjudicara a mi pareja, que nada tiene que ver con mi empresa; de hecho, ni era pareja mía en esos momentos», ha precisado.

El empresario ha relatado que siguió el consejo de su abogado de conformarse. «La Agencia Tributaria nunca ha filtrado datos y me decían que aquí paz y después gloria, y decidí seguir ese camino», ha asegurado ante el Supremo.

El procedimiento le pareció sencillo y rápido. «Me dijeron que fuera a los juzgados, firmaba y fin, lo veía bastante sencillo», ha recordado, confiando en que el asunto quedaría resuelto sin mayor trascendencia pública.

Sin embargo, la situación dio un vuelco inesperado cuando se filtró el correo electrónico. González Amador ha explicado que cuando recibió la noticia «me enfadé profundamente». Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de Ayuso, le preguntó si era verdad. «Llamé al abogado, me dije: ‘ Sí, tiene una explicación, cálmate, ¿te acuerdas de cuándo hablamos?’» , ha relatado.

La magnitud del problema sobrepasó a su letrado. « Jamás pensé en mi vida que un correo con un fiscal se iba a filtrar, tenemos un problema», ha declarado. El empresario, por su lado, ha reconocido que, en ese momento, desconocía «el tamaño » de las consecuencias que se avecinaban.

Filtración y destrozo

El impacto de la filtración fue demoledor. «Entre la nota de la Fiscalía y la publicación del mail yo pasé a ser el delincuente confeso del reino de España ; estaba muerto; el fiscal García Ortiz me había matado públicamente, me había destrozado públicamente», ha manifestado González Amador con r otundidad mirando a García Ortiz .

Su abogado le advirtió de la gravedad: « La presunción de inocencia se ha roto». El empresario ha confesado: «Yo no entendía nada». «A día de hoy, nadie sabe lo que he pasado», ha añadido en su declaración.

González Amador ha sido contundente al valorar el alcance del daño. «La pena económica y social , no se puede hacer una idea nadie, no puedo ni conformar ni pelear como un ciudadano normal», ha concluido.

La declaración de González Amador ante el Supremo establece una línea divisoria nítida: los correos que desencadenaron el escándalo no pasaron por sus manos durante su elaboración , sino que fueron gestionados íntegramente por su abogado, lo que convierte su caso en el de un ciudadano ajeno al contenido de unas comunicaciones que, paradójicamente, han acabado definiendo su vida entera.