El dominio del calibre 5.56x45mm, que ha sido el pilar de los ejércitos de la OTAN durante décadas, podría estar llegando a su fin. En Estados Unidos, las fuerzas de operaciones especiales están liderando una discreta revolución con el desarrollo de una nueva munición, el 6.5x43mm LICC. El objetivo es claro y contundente: dotar a sus combatientes de un mayor poder de detención en el campo de batalla, un salto cualitativo que podría jubilar al legendario cartucho actual. Esta tendencia de modernización no es un esfuerzo aislado, ya que otros ejércitos aliados también buscan mejorar las capacidades de su infantería; de hecho, para sus tropas.

Sin embargo, es fundamental no confundir esta iniciativa con el conocido programa del Ejército de Tierra estadounidense para adoptar el calibre 6.8x

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