Valldemossa , su postal inigualable si quieren amortiguar el efecto de sus carencias, también es un engaño . Una cosa es visitar la villa capaz de encandilar a cualquier turista y otra bregar con la necesidad de sus servicios como residente . Ahí desaparece el bucolismo.

Los problemas que arrastra la escoleta de Valldemossa son tan conocidos como incomprensibles. Ahora cierra y que se las ingenien los padres para recolocar a sus hijos . El Ayuntamiento ejerce de Pilatos y, aún reconociendo que no es merecedor de ella, se atreve a solicitar «comprensión, colaboración y confianza». ¿Para qué?. Solo puede ser para la inercia y la despreocupación, conceptos que, desde luego, no pueden ser objeto de complicidad con los responsables municipales.

Ya me dirán qué ocupaciones más

See Full Page