Un estudio de la Universitat de Barcelona (UB) encargado por la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA) y el Port de Barcelona estima que el año pasado la actividad de cruceros en la ciudad supuso un impacto económico global de 1.200 millones de euros. El informe calcula que la facturación directa generada por los pasajeros, las navieras y los tripulantes de los barcos ascendió a 668 millones, lo que supone un gasto diario de 1,8 millones. En total, el sector facturó en Barcelona 855 millones, contribuyó con 498 millones más al PIB y generó 6.693 puestos de trabajo. La ciudad concentra el 70% del impacto total generado en Catalunya.
“A la facturación directa hay que añadirle el impacto indirecto, de 567 millones de euros; y los efectos multiplicadores son muy importantes, por

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