La noche del 3 de mayo de 2025, en Jamundí (Valle del Cauca), ocurría una de las peores violaciones al derecho internacional humanitario (DIH) perpetradas por el frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc, tras protagonizar el secuestro de un niño de tan solo 11 años: Lyan Hortúa.

El reprochable hecho fue motivo para que miles de personas, entidades y Gobierno nacional, exigieran la liberación del menor, que quedó grabado en una cámara de seguridad de su vivienda, saliendo con sus brazos alzados en compañía de sus captores.

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Tras su liberación 18 días después, el miércoles 21 de mayo, el foco del caso se centró en su familia, especialmente en su mamá Angie Vanessa Bonilla, y las posibles razones que de

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