Algunos atribuyen a Napoleón Bonaparte la frase: “si el mundo fuera un país, Estambul sería su capital”. No hay evidencia genuina que, en efecto, él haya dicho eso, pero tampoco es algo completamente descabellado.

Considerando que la antigua capital del imperio Otomano fue además la capital del Imperio Romano de Oriente durante más de un milenio, que contaba con la ubicación más privilegiada gracias a las vías marítimas que conectan el Mar Negro con el Mediterráneo y su estratégica conexión entre Asia, Europa y África, efectivamente podría ser considerada la capital del mundo en varios momentos de su existencia.

Pero los tiempos han cambiado y las ciudades crecidas. La única ciudad antigua que ha logrado conservar su lugar a la cabeza de urbes globalizadas, más que vestigios de la grande

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