No era un alcalde más
Es un motivo de esperanza la reacción que los habitantes de Uruapan y otras ciudades michoacanas han tenido ante el asesinato del alcalde Carlos Manzo. Porque no bastan las lágrimas. Es imprescindible que el dolor y la indignación se manifiesten en protesta, en reproche, en denuncia, en exigencia. Así lo han hecho miles de ciudadanos...
Luis de la Barreda Solórzano
Parecía que, ante la ola de violencia criminal que vive el país, los mexicanos, salvo los familiares de las víctimas, habían perdido la capacidad de indignarse o conmoverse. Lo que en un país de la Unión Europea resulta poco frecuente y escandaloso, un asesinato, aquí ha sido lo normal, lo rutinario, lo esperado. En nuestro país, la muerte tiene permiso y nueve de cada diez homicidas dolosos quedan en la

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