En la manipulación emocional, una persona busca controlar, influir o dominar a otra y manejar su comportamiento para conseguir unos fines determinados, para su propio beneficio, utilizando estrategias de influencia mental muy sutiles.

“Algunos manipuladores, con perfiles maquiavélicos, consideran a las personas como un instrumento o un medio para conseguir un fin, las valoran en función de cuánto los acerquen a sus objetivos, y se creen con derecho a manipularlas para que actúen según sus expectativas”, señala la psicóloga Claudia Nicolasa.

La especialista explica que algunas personas suelen ser víctimas de la manipulación por parte de su pareja, jefe, amigos e incluso familiares, empujadas por sus necesidades básicas de afecto y seguridad, y cayendo en patrones tóxicos de comportamiento

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