María Pedreda

06 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el ámbito sanitario, los grandes avances no siempre vienen de la mano de nuevas máquinas o sofisticados algoritmos, sino de mejoras sencillas en los procesos cotidianos. Un ejemplo claro es el reciente cambio en el envase para la recogida de orina en los análisis clínicos: del tradicional frasco de tapa rosca al moderno sistema de tubos de vacío. Aunque pueda parecer un detalle menor, este cambio representa un paso importante hacia una mayor seguridad, higiene y eficiencia tanto para el personal sanitario como para los pacientes.

El envase tradicional —un frasco de plástico con tapa— ha sido el estándar durante décadas. Sin embargo, su manipulación implica abrir y cerrar el recipiente, trasvasar la muestra con pipetas o jeringas

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