Con la sala magna llena de un público absolutamente entregado llegaba la gira de despedida de Medina Azahara - Todo tiene su fin - al Auditórium de Palma. La excusa perfecta para darle un repaso a los temas icónicos de la banda formada en Córdoba, allá por 1979, y que de inmediato entraría en el tridente sobresaliente del rock andaluz, junto a Triana y Alameda.

Quiso la casualidad que el concierto de Palma de los cordobeses viniera a coincidir con el cuarto aniversario de la muerte de Manuel Ángel Martínez , líder del grupo Estirpe e hijo del vocalista de Medina Azahara, fallecido a los 44 años, víctima del cáncer, e ironías del destino coincidiendo con la salida de su álbum debut en solitario. De hecho, el concierto fue un dejar volar constantemente las emociones y recuerdos forjados a lo largo de más de cuatro décadas en activo. Cada concierto tiene su particular repertorio, pues no en vano las canciones de Medina Azahara superan los 250 títulos , aunque por regla general sí están presentes en cualquier lugar Necesito respirar, Paseando por la Mezquita, La esquina del viento, Soldado, Palabras de libertad, Córdoba o Esa gente . Todos temas icónicos.

La formación que se acercó a Palma disponía de una base rítmica reciente al estar compuesta por el bajista Álvaro Coronado , en la banda desde hace cuatro años, y el baterista Fernando Prats, incorporado en 2023. El resto sí cabe señalar que eran parte del largo recorrido de Medina Azahara, bajo la atenta mirada del legendario vocalista y cofundador, Manuel Martínez . En la guitarra solista, Paco Ventura , en la banda desde 1988, y a los teclados Manuel Ibáñez, que ahí sigue desde su incorporación en 1998.

La previsión era que el concierto durase dos horas, pero se quedó en poco más de noventa minutos, probablemente debido a que Manuel Martínez se encontraba en plena convalecencia, después de cancelar el pasado mes de septiembre un concierto en Reinosa debido a severos problemas de salud. Desde el principio eran visibles los síntomas de agotamiento, lo que no le impidió inyectar en el ánimo del público su caudalosa energía.

Reconozco que mi impresión subjetiva era llegar al Auditórium y verme rodeado de viejos roqueros, o sea, muchas canas en la sala, pero no. Había gente joven en abundancia y además que conocían muy bien el repertorio de Medina Azahara, pese a que el rock andaluz perdió fuelle en los 80 al entrar en acción la revolución generacional encarnada en la Movida, que no de Madrid solamente, sino de otros puntos de la geografía española y entre ellos Mallorca, donde se vivió muy intensamente la década de los 80. Es cierto que en la sala magna se había instalado una abundante presencia de los andaluces residentes en la isla y que jalearon el concierto de principio a final , coreando con fervor todas las canciones revisitadas. Memorable, en efecto, la noche del primero de noviembre. Vaya que lo fue.

Pero lo realmente de agradecer fue la enorme fuerza del trío con trienios y muy bien acompañado por la reciente base rítmica. Fernando Prats parecía que llevaba toda la vida en Medina Azahara. Lo mismo Álvaro Coronado. Una permanente radiografía del rock progresivo, fusionado con las raíces del folclore andaluz. Mientras al acabar, y mientras saludaban al público, sonaba por la megafonía el Highway to Hell  de los australianos AC/DC, una excelente manera de reivindicar el hard rock que les caracteriza y con el tiempo recompensado por los dos millones largos de copias vendidas.

Alejándome en el tiempo, aún recuerdo la rueda de prensa en los 80 con Triana, auténtico estandarte del rock andaluz y que fue homenajeado por Medina Azahara en un momento del concierto. Todo él fue un desfile de  recuerdos, como la sorpresa en los Premios de la Música en su edición de 2004, reconociendo por partida doble su álbum Aixa, premiado el álbum y reconocida Córdoba como la Mejor Canción de Rock. Asimismo, llegar a Palma, justamente tres días después de recibir la Medalla de Oro de su ciudad natal. Con el público en todo momento sinceramente entregado.

El paso del tiempo hace que inexorablemente todo llegue a su fin como se anuncia en el encabezado de la gira de Medina Azahara. Parte del público, yo entre ellos, estábamos diciéndole adiós a un capítulo inseparable de las vivencias compartidas mucho tiempo atrás . Pero que nos quiten lo bailado. Ahora, aguarda un año entero para que en noviembre de 2026 se apague el directo de Medina Azahara, definitivamente. Su fecunda vida laboral. De manera que el rock andaluz nos dice adiós con Medina Azahara.