La semana pasada, Lupe Esparza se paseó por Los Angeles como cualquier turista. Solo que su visita a esta ciudad tenía dos propósitos, uno promover los conciertos de la banda regiomontana en el sur de California, y otro ir al estadio a apoyar a Los Dodgers, el equipo de béisbol que para entonces estaba en la recta final de la serie mundial.

“Nos tomamos una cervecita, tranquilos”, dijo. “La verdad que es toda una fiesta esa pasión por el béisbol aquí en Los Ángeles”.

Lupe pudo pasar inadvertido en el estadio porque dice que se cubrió la cara, pero dijo que aún así hubo fanáticos que lo reconocieron. Y es que no es fácil que el líder de Bronco —un grupo que por estas fechas está cumpliendo 45 años de existencia—, con una estatura de más de 1.80 metros, corpulento y con una sonrisa avasall

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