La mezcla de vinagre blanco y sal se consolida como un recurso económico y eficaz para la limpieza del hogar: une el poder desinfectante y desengrasante del ácido acético con la acción abrasiva suave de la sal, ideal para suciedad difícil y manchas incrustadas.

Los trucos caseros ganan terreno frente a los productos químicos tradicionales, y esta combinación se destaca por usar dos ingredientes básicos que casi siempre están en la cocina. El vinagre blanco actúa como desinfectante natural, ayuda a disolver grasa y restos de cal, mientras que la sal funciona como un pulidor que remueve la suciedad pegada sin rayar.

Cuando se utilizan juntos, logran una limpieza profunda y versátil: neutralizan malos olores y mejoran el aspecto de utensilios y superficies, convirtiéndose en una alternativa

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