La convocatoria juvenil para marchar el 15 de noviembre en la CDMX desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo capitalino ha puesto en evidencia un fenómeno que el gobierno de la 4T no sabe cómo procesar: una generación que ya no se conforma con discursos y exige resultados. Seguridad, empleo, transparencia.

Lo que surgió como una movilización ciudadana sin partidos, inspirada en protestas juveniles globales, fue rápidamente etiquetada por el gobierno de Claudia Sheinbaum como una “falsa manifestación”, “inflada por bots” y financiada con “dinero oscuro”. La descalificación inmediata revela miedo político disfrazado de prudencia institucional.

En lugar de atender el mensaje, el gobierno decidió desacreditar al mensajero. Jóvenes organizados vía TikTok, Discord y X fueron reducidos

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