Salamanca, como buena parte de Castilla y León, vive atrapada en una paradoja sanitaria. Tenemos un sistema de salud que fue durante años un referente en calidad y cobertura, pero que hoy se ve tensionado hasta el límite por tres factores que se retroalimentan: la desinversión, la desigualdad territorial y el envejecimiento de la población.
Los datos son elocuentes. En una provincia donde más de una cuarta parte de los habitantes supera los 65 años, la presión sobre los servicios sanitarios se dispara. La cronicidad, la dependencia y la necesidad de atención continuada ya no son excepciones, sino la norma. Y, sin embargo, los recursos disponibles no solo no crecen al mismo ritmo que las necesidades, sino que claramente disminuyen.
A ello se suma la brecha territorial. No es lo mismo vivi

La Crónica de Salamanca
AlterNet
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