En un contexto donde los menores de edad ya no solo “juegan”, sino que habitan espacios virtuales con dinámicas propias, la plataforma Roblox emerge como un ejemplo paradigmático de lo que se está debatiendo en términos de protección, regulación y acompañamiento familiar y estatal.

Según el licenciado en Comunicación Social Santiago Stura, la plataforma “tiene una característica especial: invita a ser co-creador de los juegos”, lo que marca una diferencia clave frente a los videojuegos tradicionales. En Roblox, los usuarios no solo participan, sino que también crean sus propios mundos , los otros usuarios los juegan, y existe una moneda interna —los “ Robux ”— que permite monetizar esas creaciones o comprarlas con dinero real.

Stura subraya que “no estamos hablando de un juego

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