El crecimiento de las amenazas digitales está obligando a las empresas peruanas a repensar su manera de proteger sus activos más sensibles: su identidad digital y sus canales de comunicación. En un entorno donde los fraudes por correo electrónico se vuelven cada vez más sofisticados, impulsados por la inteligencia artificial, el reto ya no es solo tecnológico, sino estratégico: actuar antes de que la suplantación de identidad y el robo de datos comprometan la operación de las organizaciones públicas y privadas.

De acuerdo con el Reporte de Ciberamenazas 2025 elaborado por la firma Sendmarc, las pérdidas globales por delitos cibernéticos superaron los US$ 9 billones en 2024, con un costo promedio superior a US$ 4 millones por violación de datos . Los ataques de phishing y las s

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