La ciudad de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, es considerada el último bastión de Hamas, y la red de túneles debajo de ella, a lo largo del Corredor Filadelfia (la frontera con Egipto), se convirtió en el refugio subterráneo de unos 200 milicianos que se niegan a entregar las armas.
Aunque las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el desmantelamiento de la brigada de la agrupación islámica en Rafah y la destrucción de un gran porcentaje de túneles, la presencia de combatientes sigue siendo un desafío operativo.
Egipto, principal negociador en el conflicto junto a Qatar, propuso que los terroristas atrapados en los túneles proporcionen información sobre la red de túneles para facilitar su destrucción, a cambio de garantizarles un paso seguro hacia países vecinos.
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